jueves, 28 de junio de 2018

Ni de Eva ni de Adán

Título: Ni de Eva ni de Adán
Autor: Amélie Nothomb
Saga: No
Editorial: Anagrama
Páginas: 176
Sinopsis: Amélie Nothomb se sube en Tokio a la montaña rusa de una hilarante educación sentimental en brazos del muy delgado y muy oriental Rinri, un ávido lector que sueña con entrar en la orden del Temple. Amélie, decidida a aprender japonés enseñando francés a los autóctonos, conoce a Rinri en un bar. Pero, pocos días después, la relación entre maestra y alumno dará paso a una hermosa historia de amor. Distintos episodios nos sitúan, una vez más, ante una rica y peculiar visión de Japón, la de alguien nacido allí pero cuyos orígenes son occidentales, y donde la percepción de la alteridad cobra los más variopintos matices. Nothomb analiza sus experiencias desde una perspectiva casi antropológica, nunca exenta de ironía. La diversión está asegurada, pero también la ternura e incluso la melancolía…, porque cuando Nothomb escribe en primera persona fascina, divierte, hace pensar y hace reír. 
Opinión personal: Uno de los principales defectos de la novela romántica es su falta de originalidad. Al final, por mucho que disfrutemos de estas sencillas historias de amor, acabamos por cansarnos de leer lo mismo (con sus correspondientes variaciones, claro) una y otra vez. Al menos eso es lo que me pasa a mí.
Pero Ni de Eva ni de Adán me pareció muy curiosa y justo por ello me apetecía mucho leerla. Recuerdo haber visto la película el año pasado (se llamaba Romance en Tokyo o algo por el estilo) y me dejó con muy buen sabor de boca. Es una de esas historias tiernas, sin muchas pretensiones pero que calan bastante, sobre todo por sus geniales personajes.

Como es de esperar, la trama se centra en los dos enamorados de rigor: Amélie y Rinri. Ella es una belga inquieta y extravagante y él, un japonés tipo. Ambos me cayeron genial desde la primera página y su relación me pareció de lo más tierna y (más importante aún) real. La historia transcurre muy rápido, supongo que porque el libro solo tiene 176 páginas, aunque abarca dos años. No hay descripciones infinitas ni momentos en los que no pasa nada. Rezuma vitalidad y energía, como Amélie. 

El estilo no es más que un reflejo de la forma de ser de la protagonista: extravagante y exagerado. A veces, incluso demasiado. Pero entiendo que está narrado en primera persona, y de haber estado escrito de otra forma no sería tan creíble. La chica se refiere a los pequeños detalles y a las cosas más cotidianas como a eventos extraordinarios y consigue contagiar su alegría al lector.

Otro de los puntos fuertes de Ni de Eva ni de Adán es el retrato que hace de la cultura nipona. El libro me acercó a la forma de vida de los japoneses, tan diferente a la nuestra y por eso mismo tan interesante. La gastronomía juega un papel importante, ya que Rinri cocina a menudo, y aparecen varios platos típicos de los que nunca había oído hablar.

Ya para terminar: os recomiendo que le deis una oportunidad a la historia de Amélie y Rinri. Estoy convencida de que os hará pasar un buen rato, y además se lee en una tarde. Es fresco y muy divertido, alejado de las historias de amor al uso que estamos cansados de ver en todas partes. Puede que vuelva a verme la película, de lo mucho que me ha gustado. Sin duda me he quedado con ganas de más.

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